¿Qué pasa con la educación en nuestro país?, es una interrogante que nos
hacemos todos los años y que aún no encontramos una respuesta. ¿Pésima
infraestructura, malos profesores, falta de materiales o poca inversión? El
investigador León Trahtemberg tiene la solución, una propuesta distinta que merece ser escuchada.
Su premisa es que la educación en los colegios debe de
preparar a los alumnos para la vida. A primera impresión parece una obviedad,
sin embargo, no lo es.
Los esfuerzos de las autoridades apuntan a la mejora de
infraestructura y materiales, pero no en recursos humanos, ni en la forma de
enseñanza. Se debe de diferenciar la mejora del contexto para impartir clases
de la buena educación propiamente dicha.
Trahtemberg afirma que “el problema es que no se está
proyectando hacia el futuro”, para lo cual tendremos que eliminar paradigmas en
las aulas como aquel que castiga a los estudiantes por errar. Las exigencias
actuales del S. XXI son equivocarte para aprender e innovar, sin embargo, la
educación en nuestro país continúa caminando por la línea del pasado.
Según el libro de Daniel Oppenheimer Sálvese quien pueda, en el que habla del futuro del trabajo en la
era de la automatización, el sistema escolar tradicional, del cual hemos sido
víctima por su inactualidad y que Trahtemberg está interesado, en palabras de
él, en destruir, proviene de la educación prusiana del S. XVIII cuando el rey
de ese país estableció la educación primaria, gratuita, obligatoria y
colectiva, con la finalidad de moldear a los estudiantes que a la postrimería
se convertirían en una clase obrera
obediente que había aprendido desde muy temprana edad a ir a trabajar todos los
días a la misma hora y a respetar a las autoridades.
“Fue un modelo que
sirvió para producir trabajadores disciplinados para las fábricas durante la
Revolución Industrial , pero que resulta cada vez menos eficiente en la
economía de la innovación del siglo XXI, en la que los robots y los algoritmos
están haciendo trabajos rutinarios y los
países necesitan más gente innovadora y capaz de pensar por sí misma”, señala Oppenheimer.
Si alguna vez se han preguntado a qué se
debe que en las escuelas los alumnos debían estar sentados en fila, pararse
cuando entraba el profesor y escuchar sentados en silencio su clase, la
respuesta es a este modelo creado hace más de dos siglos atrás.
En la misma línea, el investigador y exprofesor de la
universidad de Yale, critica el sistema educativo tradicional porque forma a
estudiantes para un mundo que ya no existe. Este sistema premia la memorización de datos y fechas más que al
que conoce la historia. Por ejemplo, en un examen de Literatura puede venir
como interrogante quién escribió tal libro o cuál es el nombre del personaje
principal en vez de preguntarte por lo aprendido en la obra. Pareciera que los
que han diseñado el currículo escolar
están atrapados en el pasado y por ello no establecen cambios acorde a las
necesidades actuales.
Carl Benedikt Frey y Michael A, Osborne, dos
investigadores de la Universidad de Oxford, publicaron en 2013 un estudio que
pronosticaba que el 47 % de los empleos podrían desaparecer en los próximos 15
o 20 años por la automatización. Los trabajos repetitivos y memorísticos que se enseñan en los colegios
y se aplican en algunos trabajos van a ser reemplazados por máquinas dotadas de
inteligencia artificial lo que refuerza la tesis de replantearse la forma de
enseñanza en las aulas ya que en el mercado laboral se valorará más las
habilidades blandas, el juicio crítico, la creatividad, la innovación y la
capacidad de resolución de problemas.
Adaptarse al presente y proyectarse al futuro es una meta
que se debe trazar para mejorar la situación educativa en nuestro país, además
de utilizar los nuevos conocimientos obtenidos de investigaciones. Por ejemplo,
sabemos que los estudiantes no deben perder el interés ni la curiosidad.
Gracias a la neurociencia se ha
determinado que el ser humano aprende más cuando experimenta y se emociona, por
lo que el uso de las TIC será una herramienta importante en la enseñanza
escolar, así como también la realidad virtual y otros recursos tecnológicos.
El exministro de Educación, Idel Dexler, sostiene que es
importante que los jóvenes puedan tomar una decisión vocacional al finalizar la
vida escolar, por lo que en la escuela los estudiantes deben ir preparándose
para que tomen una elección autónoma. Sin embargo, el también investigador
peruano afirma que los escolares no
toman una decisión por sí solos ya que todo está establecido. “Si vamos a
necesitar a personas que tomen decisiones qué formación les estamos dando”,
cuestiona Trahtemberg que defiende la educación holística ya que para él las
materias divididas en el sistema tradicional no ayudan a preparar al estudiante
para la vida real.
Las voces distintas enriquecen el debate, el
planteamiento de Trahtemberg rompe con lo tradicional y sin lugar a dudas
invita a la reflexión y lleva a preguntarnos: ¿el colegio nos preparó para
enfrentar la vida? ¿La escuela está
ayudando a afrontar la adultez y la toma de decisiones de nuestros hijos?